La piedra de los cormoranes

   En la playa de Es Cavall d' en Borràs, en Formentera, muy cerca del puerto de la Sabina, hay una roca, que como un dique se adentra en el mar unos 15 ó 20 metros. Esta disposición la debe hacer especialmente atractiva para los cormoranes. Creo que los que habitan por estas latitudes son los llamados cormoranes moñudos, (Phalacrocorax Aristotelis), llamados así porque en la ´poca de apareamiento presentan una especie de cresta.
   La piedra en cuestión, (también utilizada a medias por las gaviotas), permite separarse de la playa donde abundan los bañistas, especie a la que el cormorán procuea guardarle una cierta distancia.
   Imagino que los cormoranes deben pasar aquí la noche y con las primeras luces salen a pescar. Luego retornan a su piedra para secar sus plumas con los primeros rayos del sol. 
   Como he comentado en otra entrada, al contrario que ocurre con otras aves marinas, las plumas del cormorán son muy poco impermeables. Esto le permite poder sumergirse con facilidad en busca de peces, ya que no retienen bolsas de aire, pero a cambio absorben mucha agua y el peso de ésta les impide volar, por lo que tienen  que estar largos ratos al sol, (como las nordicas de buen ver que quieren convertirse en gamba), para secar su plumaje y perder lastre.
  Son bastante desconfiados, aunque menos que las gaviotas. Si te acercas muy despacio no huyen aunque eso sí, no te pierden de vista.
   










   Llega un momento en que se les ve ya nerviosos. No pueden huir volando como las gaviotas y eso no les hace gracia. Si me sigo aproximando llega un momento que deciden tirar por la borda toda la sesión de secado matinal

 ... y al final se tiran al mar, poniendo agua por medio


   Ya en el agua aletean vigorosamente, supongo que para sacudirse el agua que han vuelto a absorver en sus plumas por culpa del "pesao" de las fotos


   Me imagino que en su fuero interno se deben de acordar de mis atempasados y se preguntarán porque narices no llevo un teleobjetivo y los dejo secarse tranquilos tranquilos