Cuando las veo volar limpiamente, en las zonas de ascendencia, a barlovento de un acantilado , con el "motor parado" debo confesar que me producen cierta envidia.
Me recuerdan a Juan Salvador Gaviota, el libro de Richard Bach, ese piloto escritor que concebia el volar como un camino espiritual.
Juan Salvador era una gaviota que buscaba la perfección en el vuelo. La perfección por la perfección y asi descubrió nuevas formas de volar más rápidas, más efectivas, que además y como premio colateral le permitían acceder a comida que sus semejantes ni se imaginaban. Pero esa búsqueda de la perfección molestaba a la mediocridad de la bandada y terminó siendo proscrito,(¡cómo se parece el mundo de las gaviotas al de los humanos!), cosa que al final no le vino nada mal. Pudo practicar sus nuevas técnicas y enseñarlas a otros miembros inquietos de la bandada, (siempre una minoría), sin tener que dar cuentas a nadie